La moda femenina se suele apropiar (las mujeres somos así) de algún que otro código masculino para impactar, derribar limites o provocar sutilmente, cosas que luego ellos agradecen con la mirada como mínimo.
Para estar a la moda, algunos días suelo dar a mi vestimenta un toque con estética varonil, que forme parte del juego de la seducción; uno de los accesorios que me gusta vestir es la corbata.
Aunque pueda parecer una prenda masculina, más que femenina, suelo usarla como complemento “desenfadado”, aunque creo que se puede emplear de muchas maneras; sobre una camisa blanca te aporta un aire de “ejecutivo” intelectual y si desabrochas unos cuantos botones de esa camisa y aflojas el nudo da toque de insinuante sensualidad.
¿Qué provoca más que la ambigüedad?
Hay, os lo aseguro, mil y una maneras de usar la corbata y no solo como accesorio sino también para ¿raptar? ¿atar? a mi amante nocturno; algunas ya las he puesto en practica, varias de ellas con una gran dosis de erotismo y puedo aseguraros que me han hecho pasar momentos muy excitantes.
¿Vosotros no lo habéis hecho?
Os lo recomiendo.
Besos.
Lunna.