Y una vez más, el frío otoñal, susurra la llegada de esas fechas que nos abrazan recordándonos la necesidad de agradecer y desear a los amigos de siempre, a los cómplices discretos, a los atrevidos galanes, a las amigas irrenunciables compañeras de aventuras (no siempre narrables) que podamos continuar compartiendo la intima seducción de una mirada, el sensual tacto de los secretos vestidos de satén, el intercambio cálido de las palabras que saben perlar la piel de un sueño.
No resulta sencillo lograr que esos sueños nos cobijen y protejan ahora que vivimos tiempos difíciles pero es, justo ahora, cuando más precisamos vivir y compartir los momentos que pueden cambiar el amargo sabor de una lagrima por la rebelde pasión que nos hace pedir, que nos hace desear…
…la luna.
Besos.
Lunna.
